martes, 15 de noviembre de 2011

Pedro entra el el hospital, se dirige hacia el ascensor y espera la llegada del mismo, lleva una bolsa en la que se puede ver el periódico y una botella de agua, debe de haber mas cosas pero no las puedo describir.

Es un hombre de unos cincuenta años,se dirije al ascensor, pulsa el botón del tercer piso y en menos de un minuto ya está en la planta, se encamina hacia el pasillo izquierdo y entra en la habitación 358.

Buenos días dice, nadie le contesta, se acomoda cerca de la cama de la paciente y le da un beso. La paciente es su mujer, lleva dos meses en coma y Pedro va a visitarla todos los días esperando que algún día ella pueda abrir los ojos y encontrarse con los suyos.

Hoy te he traído una sorpresa le dice, mañana haremos veinticinco años de casados y una fecha como esa la tenemos que celebrar, tenía pensado que hiciéramos un crucero por el Mediterraneo pero todo eso lo haremos en el futuro, hoy te tendrás que conformar con escuchar lo que te he escrito en esta carta.

Allí por finales de los ochenta,
en un mes de abril lluvioso
fue cuando te conocí casualmente
en aquella fiesta de disfraces,
Tu me dijiste : ¿tío que haces?
yo estaba justo enfrente
con mi disfraz de oso
y tu ibas vestida de cenicienta.

Te sentiste ofendida
por el humo de mi puro,
me acerqué a tu lado
y me disculpé, para entonces, yo ya estaba enamorado.

Pasaron los meses y nos fuimos conociendo,
cada paseo a tu lado era un momento glorioso,
sentí que poco a poco me empezabas a querer
nuestras vidas comenzaban a unirse
en lo sucesivo todo era reírse y reírse
nuestra vida era magia, hablabamos de todo lo que debíamos hacer
Ay ! y todo eso se lo debo a un oso,
a los dos años nos casamos, nuestra vida en común se estaba construyendo.

De una forma deseada y querida,
nació nuestro hijo, Arturo,
menudo regalo, era por los dos lo anhelado,
en aquello años, yo seguía de ti enamorado

Aguantaste mis errores
mis vaivenes y mis enfados,
con tu dulzura y tu cariño
fuiste muchas veces mi equilibrio,
¿te acuerdas aquel día que llegue con tanto brío,
o quiza aquel en el que perdí en el parque al niño?,
en mis momentos varados
eras la medicina para todos mis dolores.

Hace dos años en aquel encierro fue la maldita cogida
casi me vuelvo loco, está siendo muy muy duro ,
estoy solo, agotado y estresado
pero hoy mas que nunca de ti estoy enamorado.


Aunque los médicos digan que lo tuyo es irreversible, yo tengo fe en que un milagro sucederá, sé que me escuchas cuando te hablo así que espero que estas lineas escritas desde el corazón te hayan gustado, ahora me tengo que marchar que Arturo me estará esperando en el parking, mañana volveré a la misma hora.

Pedro se levantó de la silla, le dio un beso a su esposa y se dirigió a la salida de la habitación.