jueves, 15 de octubre de 2009

UNA SEÑORA EN EL CAMINO

Este año en el mes de mayo he terminado de hacer el camino de santiago andando, es algo que comencé hace cinco años y que durante este tiempo he estado realizando por etapas siendo estas roncesvalles- pamplona-logroño-burgos-leon-sarria-santiago, ha sido una experiencia muy bonita la que he vivido donde ha habido de todo, desde sufrimiento fisico pasando por que hago yo aqui, sobre todo en las llanuras castellanas, hasta cenas majestuosas con productos de las tierras por las que he pasado.

En este mi primer escrito en el blog querria escribir una situación que me ocurrió en tierras gallegas ya casi al final de mi periplo.

Habia dormido en un albergue en portomarin, pueblo precioso en cuesta el cual tiene un pantano que es digno de ser visitado, esa noche apenas descansé ya que me toco dormir con dos de esos que a veces te encuentras, esos que por el dia al cruzarte con ellos ni te saludan y que por la noche se comunican contigo a base de ronquidos.

Por la mañana, mientras yo aun estaba metido en mi litera, los madrugadores de turno empezaron a levantarse para comenzar su nueva etapa, nunca he entendido por que se levantan a las cinco de la mañana para empezar a las cinco y media a caminar si todavia esta de noche .

Después de un desayuno en condiciones, mi mochila al hombro y con un dia radiante, comencé mi etapa , como mucho he solido hacer treinta kilometros ya que un dia siendo yo un valiente hice cerca de cincuenta y casi tengo que llamar a la uvi y aprendi.

El almuerzo es muy importante en el camino, tienes que recuperar fuerzas para seguir y eso en galicia con los productos tipicos no es problema, empanadas, buen vino, pulpo, de todo a elegir y a buen precio que diferencia con otros sitios. Los gallegos son gentes amistosas pero jamas te saludan ellos primero, tienes que ser tu quien de el primer paso, después son entrañables esa es al menos la impresion que me he llevado.

Eran ya eso de las cuatro de la tarde, hacia calor y yo seguia mi senda que me llevaria hasta el final de etapa , cuando pasando por una aldea en la que apenas se percibia vida, de par en par me encuentro con una señora sentada en un banco al lado de la puerta de su casa en la sombra y mirando como desfilaban los caminantes. yo que iba ya cascado y que me gusta conversar , la salude con un buenas tardes señora, ella levantó la cabeza para mirarme o mas bien analizarme y me dijo buenas tardes majo.

¿Le importa que me quede a descansar un momento aqui a la sombra ?

no hay problema, me dijo ella, asi empezamos a charlar de cosas vanas hasta que me dijo, es raro ver gente que hable castellano , en esta época del año todos los que pasan son extranjeros, asi cojiendo confianza y despues de diez minutos me dijo que si queria que me sacara un banquito de su casa para que descansase mejor, yo que estaba en la gloria en esa sombra le dije que si y asi a la media hora no solo estaba yo sentado sino que me habia sacado una cerveza fresquita y estaba escuchando la vida de esa señora siendo la envidia de todos los caminantes que me veian como si fuera el enchufado de la clase que ha conseguido premio.

Me contó que vivian solo tres personas en la aldea y que era viuda y que habia estado trabajando muchos años en alemania y muchas mas cosas durante dos horas hasta que el sol dejo de apretar y decidi continuar con mi camino.

Situaciones como esta son bonitas, te hacen pensar y darte cuenta que al fin y al cabo esa señora observando desde su atalaya diariamente a la gente caminar se hará mil preguntas y reflexionara sobre las razones que llevan a hacer el camino de santiago a gente tan dispar .

Bueno, es algo que me ocurrió y que he querido describirlo, sin mas, saludos

1 comentario:

Gallium dijo...

Muy interesante tu viaje, Tamborrero. Yo siempre he querido hacer el Camino de Santiago, pero tengo unas amistades demasiado urbanitas, y solo no me atrevo a ponerme en marcha. La única experiencia parecida que tengo es dormir en un albergue de peregrinos. Me pareció curiosa la costumbre de acostarse y levantarse al ritmo del sol y que solo salga agua caliente en las duchas.

Fdo: el fraile gruñón de La Salle.